¡Prepárate para una dosis de acción sin igual con “Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One“! Tom Cruise y Christopher McQuarrie han creado una verdadera obra maestra del género, con una trama intrigante y escenas de acción impresionantes que te dejarán sin aliento.
¿Es Tom Cruise la última estrella de cine? Es un tema que se ha debatido en los últimos años, pero si la definición de una estrella de cine incluye ofrecer al público exactamente lo que quiere y necesita. Cruise es sin duda el cineasta más sólido de la actualidad. Y mientras tanto, a través de sus muchos triunfos cinematográficos (y algunos fracasos) ha estado pintando su obra maestra.
Puede que la franquicia empezara como un thriller de acción y espionaje, pero se ha convertido en una de las pocas franquicias cinematográficas que ha ido mejorando a lo largo de sus 27 años de existencia.
No cabe duda de que la serie tardó en encontrar su equilibrio, pero a partir de la cuarta entrega, Mission: Impossible – Ghost Protocol (2011), Tom Cruise encontró al socio creativo perfecto en Christopher McQuarrie, que reescribió la película sin acreditar y ha escrito y dirigido todas las películas de la franquicia desde entonces.
En esta ocasión, la historia se adentra suavemente en el terreno del thriller tecnológico, donde la serie M:I ha vivido la mayor parte de su existencia. La película comienza en un submarino donde se nos presenta inmediatamente al villano: una inteligencia artificial altamente sofisticada conocida únicamente como “la Entidad”.
Rápidamente, se establece que la Entidad tiene mente propia y quien consiga hacerse con su control y su poder podrá suplantar o penetrar en cualquier sistema o gobierno del mundo. Podría gobernar el globo o destruirlo sin que casi nadie se diera cuenta.
Naturalmente, todos los gobiernos quieren hacerse con él, pero lo más aterrador es que un autodenominado ángel de la muerte conocido como Gabriel (Esai Morales) tiene sus propios planes nefastos para él. ¿O es que Gabriel trabaja para la Entidad? Eso nunca queda muy claro. En cualquier caso, el MacGuffin tiene su propio MacGuffin: dos llaves que se entrelazan y dan al poseedor acceso a la Entidad, que es donde Ethan y el FMI entran en escena.
Acompañado por los habituales Benji (Simon Pegg), Luther (Ving Rhames) y la siempre enigmática Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), Ethan recibe la orden del jefe del FMI, Eugene Kittridge (Henry Czerny, que retoma su papel de 1996), de encontrar esas llaves antes de que caigan en manos de un misterioso comprador. Pero el plan de Ethan, que implica un juego del gato y el ratón en un aeropuerto de Abu Dhabi, se ve frustrado por un elemento deshonesto, una ladrona profesional llamada Grace (Hayley Atwell) que roba una de las llaves y se ve involuntariamente metida en medio de una persecución muy peligrosa con implicaciones apocalípticas. Y lo que es más inquietante, la Entidad parece ir por delante de todos en todo momento.
Lo cierto es que Grace puede ser la protagonista femenina más compleja de la serie hasta la fecha. Astuta, astuta y dotada de un agudo sentido del interés propio, es un rival en juegos mentales para Ethan, y Atwell genera no solo inteligencia y empatía, sino más química pura con Cruise que con cualquier otra protagonista femenina con la que le hayamos visto interactuar en años.
La otra revelación aquí es Pom Klementieff (Mantis en Guardianes de la Galaxia Vol. 3) en el papel de Paris, una asesina que trabaja para Gabriel y que canaliza una gran energía de mujer fatal Bond.
Vanessa Kirby regresa a la franquicia como la Viuda Blanca, y a Shea Whigham como un agente del gobierno enviado para capturar a Ethan, pero ninguno de los dos tiene mucho que hacer.
La razón de ser de la película son las secuencias de acción. Desde una persecución por las calles de Roma con Ethan y Grace conduciendo un pequeño Fiat amarillo mientras están esposados, hasta el desgarrador salto de Ethan en motora. Si en realidad hay CG, pero se utiliza de forma mucho más eficaz que en otra secuencia de acción.
Todo esto se presenta con humor, exuberancia y el ojo cada vez más expansivo de McQuarrie, que también utiliza localizaciones reales de todo el mundo al estilo de las primeras películas de Bond. Le ayudan brillantemente el sonido atronador de James Mather, la enorme y dramática partitura de Lorne Balfe (como siempre, haciendo un uso excelente del tema original de Lalo Schifrin) y el montaje cinético de Eddie Hamilton.
Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One termina antes de que acabe la historia, aunque se detiene más en una pausa natural en la acción que en un cliffhanger. Si Cruise y McQuarrie son capaces de ofrecer algo tan entretenido como esto en la segunda parte, la franquicia quedará consolidada como una de las mejores series de acción de todos los tiempos.
Cruise y McQuarrie han creado una obra maestra llena de acción, un poco de humor y escenas de acción magistrales. El enfoque visceral y práctico que los cineastas dan a sus escenas, junto con la voluntad de la Cruise para lanzarse cada vez a realizar más acrobacias que desafían a la muerte, contribuyen a que la película tenga un valor de entretenimiento de primera.
Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One fue producida para verla en la pantalla más grande que encuentre con una bolsa gigante de popcorn.
