Gareth Edwards, tras su destacada labor en proyectos previos basados en propiedades preexistentes, ha logrado en “The Creator” una obra verdaderamente original en el ámbito de la ciencia ficción. Esta película puede considerarse una de las producciones más cautivadoras, visualmente espectaculares y relevantes de este año. Este hecho no sorprenderá a quienes han seguido la carrera del director y sus enfoques decididamente singulares en obras como “Godzilla” (2014) y “Rogue One: A Star Wars Story” (2016), que ofrecen interpretaciones únicas de narrativas conocidas.
“The Creator” guarda similitudes notables con “Rogue One” en su habilidad para combinar elementos futuristas con entornos naturales exuberantes. Edwards se vale de la tecnología y la situación global para analizar a un individuo y su perspectiva en lugar de centrarse exclusivamente en la amplia escala de un mundo en crisis. Estas decisiones convierten a “The Creator” en una de las películas de ciencia ficción más perspicaces y penetrantes que han surgido de la maquinaria de los estudios en los últimos años.
Ambientada en un mundo donde la tecnología ha avanzado significativamente antes que en nuestra realidad, lo cual se ilustra ingeniosamente mediante una secuencia inicial de créditos con un noticiero antiguo, la inteligencia artificial (IA) y los robots, conocidos como “simulantes” o “sims”, forman parte de la vida cotidiana. Tras una devastadora explosión nuclear en Los Ángeles, el gobierno de Estados Unidos prohíbe toda forma de IA en su territorio. En contraste, en la región de Nueva Asia, donde el desarrollo y uso de la tecnología IA siguen siendo legales, se ha erigido una enorme estación espacial llamada NOMAD, capaz de lanzar ataques globales con misiles en nombre de la protección mundial contra IA peligrosa.
Sin embargo, este contexto solo establece los cimientos para la verdadera trama de la película, que se enfoca en Joshua (interpretado por John David Washington de “Tenet” y “BlacKkKlansman”), un soldado encargado de la misión de localizar a Nirmata, el creador de los sistemas de IA y una figura casi divina para los robots. La misión de Joshua termina en un desastre, lo que lo obliga a vivir cinco años en la clandestinidad. Luego, se le asigna una nueva tarea: encontrar una peligrosa arma desarrollada por Nirmata, que resulta ser un niño simulante llamado Alphie. Joshua y Alphie emprenden una huida conjunta en busca de la esposa de Joshua y la ubicación de Nirmata.
En un contexto donde abundan historias que giran en torno a un hombre y un niño que emprenden un viaje juntos (semejante a “The Last of Us” y “The Mandalorian“), sería fácil etiquetar a “The Creator” como una entrada más en este género en expansión. Sin embargo, lo que distingue a esta película, además de su visión posiblemente profética del futuro, es su enfoque temático. Aunque podría suponerse que se trata de una obra que reflexiona sobre el estado actual de la tecnología de IA y sus futuros posibles, en realidad es una crítica mucho más astuta de la política exterior estadounidense.
Es posible trazar un paralelismo evidente entre los acontecimientos de “The Creator” y la geopolítica que condujo a la guerra de Vietnam. Aquí, la IA puede interpretarse como un sustituto del comunismo. En un momento crucial, un general estadounidense anuncia que Estados Unidos no está en guerra con la población de Nueva Asia, sino con la amenazante IA que reside allí. Además, no pasa desapercibido que la historia se desarrolla en un escenario que evoca claramente a Vietnam, aunque el país nunca se menciona de forma explícita. Edwards inteligentemente se centra en la problemática naturaleza de la fuerza militar estadounidense utilizada para determinar el destino político de otro país. Esto se vuelve aún más impactante a medida que se evidencia que la amalgama de humanidad y robots en Nueva Asia no ha provocado desastres como la explosión nuclear en Los Ángeles.
A pesar de abordar temas complejos, “The Creator” nunca pierde de vista la dimensión personal de su historia. John David Washington brilla al dar vida a Joshua, cuyas creencias sobre la tecnología y el mundo se desmoronan a medida que su visión se expande y sus prejuicios preexistentes se desvanecen. El resto del elenco ofrece interpretaciones sólidas.
La recién llegada Madeleine Yuna Voyles aporta a Alphie una mezcla cautivadora de curiosidad infantil y serenidad casi meditativa. Por otro lado, Allison Janney (“I, Tonya”) destaca como la villana, coronel Howell. Janney, conocida por su capacidad para encarnar personajes agudos y mordaces, se entrega a su papel con una convicción feroz, creyendo firmemente en la rectitud de su misión y sin detenerse ante nada para cumplirla.
Todo lo mencionado, desde la caracterización hasta la emotividad y el comentario político, se plasma con exquisita belleza en la pantalla. Afortunadamente, Edwards traslada a “The Creator” la misma estética de futurismo que le valió reconocimiento en “Rogue One: A Star Wars Story“. Este mundo se siente auténtico, una fusión de tecnología impecablemente financiada y elementos deteriorados pero rescatados. Los efectos visuales asombran al combinar rostros humanos con estructuras robóticas esqueléticas en una sinergia perfecta.
Además de su poderoso comentario y su profundidad en la caracterización, “The Creator” se erige como una producción de ciencia ficción sólida, equilibrando hábilmente secuencias de acción intensas con momentos de contemplación. Gareth Edwards podría haber entregado al público una de las mejores historias originales de los últimos años, que merece acaparar la atención a medida que el año llega a su fin.
“The Creator” es un testimonio en tiempos de cambios significativos en la industria cinematográfica, recordándonos que la pasión y la creatividad son más cruciales que nunca en la esfera de los grandes presupuestos.
Con frecuencia, los aficionados al cine expresan su descontento ante la abundancia de películas basadas en superhéroes o franquicias ya conocidas. Sin embargo, “The Creator” rompe con esta tendencia, ofreciendo una historia fresca acompañada de impresionantes visuales y actuaciones destacadas. Esta película se presenta como una convincente razón para disfrutarla en la gran pantalla.