En una era saturada de secuelas innecesarias, Happy Gilmore 2 llega como una grata sorpresa. Lejos de repetir fórmulas sin alma, esta nueva entrega logra equilibrar la nostalgia con nuevas ideas y una historia emocional que se siente genuina. Adam Sandler regresa como el icónico Happy Gilmore en una comedia que, si bien no alcanza la genialidad del original, ofrece risas, corazón y una fuerte dosis de recuerdos felices.
Una secuela con corazón
Happy Gilmore 2 comienza justo donde terminó la primera: con un joven Happy triunfante en el golf. Gracias a efectos de rejuvenecimiento digital, estas escenas se sienten como una extensión natural de la cinta original.
Pero el verdadero enfoque está en el presente. Happy, ahora con 58 años, ha caído en desgracia. Su carrera en el golf está en ruinas, ha abandonado el deporte y lucha con el alcoholismo. Sin embargo, la motivación para ayudar a su hija a cumplir su sueño de estudiar danza en Francia lo impulsa a regresar al torneo The Maxi. Enfrentando a una nueva generación de golfistas que representan el ruido del mundo moderno de influencers y podcasters.

Humor a la antigua, sin filtros
Uno de los grandes aciertos del filme es recuperar el tono irreverente y absurdo del original. Desde un comienzo sorprendente que pone el tono, hasta las escenas de Happy borracho (donde Sandler brilla con su clásica energía caótica), el humor es crudo, directo y sin restricciones.
Incluso los hijos de Happy, que en el tráiler parecían copias molestas de su padre, resultan entrañables. Lejos de robar protagonismo, complementan la historia y generan momentos realmente divertidos, como cuando todos estallan en ira al estilo Gilmore.
Cameos, nostalgia y el regreso de los favoritos
El filme no escatima en nostalgia. Regresan personajes icónicos como Hal L. (Ben Stiller), quien mantiene su estilo autoritario, y por supuesto, Shooter McGavin (Christopher McDonald), cuya participación es tan inesperada como efectiva.
Además, Happy Gilmore 2 incluye cameos inesperados de celebridades como Eminem y personajes del cine reciente. También su nuevo “Happy Place” renovado y aún más gracioso. La cinta está tan cargada de referencias a la original que incluso incluye clips del primer filme. Aunque este recurso podría parecer excesivo, ayuda a reforzar la conexión emocional para los fans.
Bad Bunny se roba la película
Una de las actuaciones más esperadas por el público puertorriqueño es, sin duda, la de Bad Bunny —o mejor dicho, Benito Antonio Martínez Ocasio— quien comparte pantalla con figuras como Adam Sandler y Travis Kelce. Desde ya podemos decirlo: su participación no decepciona.
Interpretando a Oscar, Benito entrega una actuación llena de carisma y naturalidad, añadiendo un toque humorístico único a cada escena en la que aparece. Comparte momentos destacados con Sandler que sacan carcajadas, y aunque su encuentro con Kelce es breve, resulta igualmente memorable. Su presencia no solo aporta comicidad, sino que demuestra su capacidad para destacarse en el mundo del cine sin perder su esencia.

Lo bueno, lo no tan bueno
Puntos fuertes:
- Humor fiel al original, sin censura.
- Regresos memorables y cameos sorpresivos.
- Mensajes positivos sobre la familia, la superación y la sobriedad.
- Una ambientación que recrea perfectamente el mundo del primer filme.
Puntos débiles:
- Algunas subtramas, como la de los golfistas modificados quirúrgicamente, quedan inconclusas.
- El exceso de nostalgia puede volverse repetitivo para algunos espectadores.
Conclusión
Happy Gilmore 2 no busca reinventar la comedia ni superar a su predecesora. Pero lo que sí consigue es transmitir calidez, generar risas sinceras y brindar una experiencia reconfortante. Es un homenaje hecho con cariño, dirigido a los fans que crecieron con el personaje y quieren volver a sonreír con él.
No es perfecta, pero como bien señala el propio crítico en la transcripción: esta película te hace sentir como si Adam Sandler te hubiera dado un abrazo. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos.
La película ya está disponible por Netflix. Aquí compartimos su tráiler.