She Rides Shotgun: Un drama criminal con alma y acción

En un panorama repleto de thrillers que van y vienen, She Rides Shotgun se posiciona como una historia intensa, emocionalmente poderosa y sorprendentemente humana. Dirigida por Nick Rowland (Calm with Horses), la película ofrece un viaje de redención, peligro y vínculo familiar. Aquí la acción acompaña, pero no eclipsa lo más importante: la relación entre un padre y su hija.

Una trama familiar, pero con fuerza renovada

La premisa parte de un terreno conocido: Nate (Taron Egerton), un exconvicto, debe proteger a su hija Polly (Sophia Hagar) luego de que ambos se convierten en blanco de un grupo criminal. Sin saber en quién confiar, emprenden una travesía por carretera donde la desconfianza, los secretos y el peligro se entrelazan con una relación que apenas comienza a construirse.

Aunque hemos visto historias similares antes. Lo que diferencia a She Rides Shotgun es la profundidad emocional que logra alcanzar y la honestidad con la que presenta sus personajes. Todo esto filmado en apenas cinco semanas, con un ritmo que nunca decae.

She Rides Shotgun

Taron Egerton, en su mejor momento

Conocido por papeles en Kingsman, Rocketman y Black Bird, Taron Egerton entrega aquí lo que puede considerarse la actuación más desgarradora y contenida de su carrera. Completamente transformado, tanto física como emocionalmente. Interpretando a Nate con una mezcla de dureza y vulnerabilidad que conmueve desde la primera escena.

El dolor del pasado, la culpa por los errores cometidos y el deseo genuino de proteger a su hija se perciben con fuerza en cada gesto. Egerton logra un equilibrio perfecto entre la brutalidad de un hombre marcado por la violencia y el deseo de ser un buen padre.

Sophia Hagar, una revelación impactante

Pero si Egerton brilla, Sophia Hagar deslumbra. Con solo 11 años, logra sostener escenas intensas al lado de un actor de alto calibre sin perder fuerza. La naturalidad de su interpretación como Polly es sorprendente. Hay un momento clave —no revelaremos cuándo— donde su expresión facial transita entre el miedo, la tristeza y la esperanza de forma tan honesta, que resulta imposible no quedar impresionado.

La química entre ambos actores es real, convincente y el corazón absoluto del film.

Un villano a la altura

John Carroll Lynch se convierte en una amenaza creíble como el antagonista principal. Su presencia imponente, su acento, su vestimenta (ese sombrero vaquero imponente), lo convierten en una figura que evoca tanto respeto como temor. Es una figura que no necesita violencia explícita para resultar intimidante.

Dirección, música y técnica al servicio del drama

Nick Rowland demuestra un pulso firme y efectivo en la dirección. El montaje es ágil, con secuencias de acción bien ejecutadas. Incluyendo una persecución en carretera que mantiene al espectador al borde del asiento. El diseño sonoro y la partitura musical realzan la tensión sin distraer de lo emocional. La fotografía aporta un aire rudo y realista que se siente acorde con la historia.

Más que un thriller

She Rides Shotgun no reinventa el género, pero sí lo eleva con actuaciones excepcionales. Con una dirección sólida y una conexión padre-hija que deja huella. Es un drama cargado de adrenalina, pero también de alma.

Para quienes buscan una historia que combine acción, suspenso y sentimientos genuinos, esta es una película que no deben perderse. Aquí un vistazo de su tráiler.

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