El primer episodio de la primera temporada de “Wolf Like Me” me sorprendió completamente el año pasado. Superando todas mis expectativas, fue una tremenda sorpresa la labor realizada por Abe Forsyth (“Little Monsters”). Esta serie es sangrientamente divertida, logrando combinar de manera inteligente y subversiva elementos de humor y violencia en cada episodio, culminando en un impactante final.
Después de aquel desenlace, me encontraba indeciso sobre la dirección que podría tomar la segunda temporada. Ahora que la he visto, puedo afirmar que Forsyth ha creado una excelente serie y digna de hacer “bing” y verla de una sentada.
En esta ocasión, el primer episodio presenta una secuencia sorprendentemente sangrienta, pero también tremendamente divertida, restableciendo el tono que la primera temporada exploró tan hábilmente. El eje central de la segunda temporada gira en torno a la ansiedad del embarazo, que, como se puede imaginar, se magnifica enormemente cuando la futura madre es una mujer lobo, como es el caso de Mary (interpretada por Isla Fisher).
Su pareja, Gary (interpretado por Josh Gad), ha trasladado a Mary y a su hija no loba, Emma (interpretada por Ariel Donaghue), a una nueva y espaciosa casa con un sótano personalizado, ubicada justo frente a la antigua cuñada de Gary y su esposo. Estos últimos muestran una comprensible preocupación por las actividades peculiares de Gary y Mary. Mientras tanto, Emma ha comenzado a asistir a un nuevo colegio y rápidamente ha entablado amistad con una compañera de clase, aunque esto no alivia completamente las preocupaciones de Emma sobre la relación de su padre con una mujer muy amable y cariñosa, que, no obstante, se convierte en lobo cada mes y se alimenta de todo ser vivo a su alcance, sin recordar sus acciones.
Para complicar aún más las cosas, un antiguo y atractivo profesor, Anton (interpretado por Edgar Ramírez), aparece de repente y busca reanudar su relación con Mary, con quien fue íntimo durante la época universitaria de esta última. Naturalmente, Gary se vuelve celoso y suspicaz. ¿Podría Anton representar una amenaza para la familia?
Es comprensible que el embarazo genere inevitablemente estrés y ansiedad en los padres, especialmente cuando no se sabe si el hijo será humano o lobo. Forsyth, quien nuevamente escribió y dirigió todos los episodios, dota a sus personajes de calidez, humanidad y un humor mordaz, incluso cuando actúan de manera irracional.
Dado que los personajes son fácilmente identificables y a primera vista, parecen “normales”, la noción de que alguno de ellos pueda manifestar instintos asesinos de hombre lobo cada mes suena completamente risible. Gracias a las actuaciones de Josh Gad e Isla Fisher, es sencillo conectarse con ellos mientras enfrentan de manera exitosa los desafíos más extravagantes con relativa calma e ingenio, manteniendo su propio sentido del humor mientras se enfrentan a las dinámicas de una familia en crecimiento que desafía la idea misma de un hogar doméstico seguro.
Las diversas inseguridades de Mary y Gary se desenvuelven con magnificencia, generando un ambiente de tensión entre ambos, especialmente a raíz del temor de descubrir la naturaleza de su futuro hijo o hija, ya sea humano o lobo. Se observa un incremento constante de desencuentros entre ellos, que abarcan desde los celos hasta los desafíos asociados con la crianza de Emma.
Indudablemente, “Wolf Like Me” es digna de ser disfrutada en una sola sesión, y para aquellos que no han presenciado la primera temporada, se presenta como una recomendación altamente valiosa, dado que cada episodio tiene una duración inferior a la media hora.
La segunda temporada de “Wolf Like Me” estará disponible a partir del jueves, 19 de octubre, por Peacock.