A Working Man: Jason Statham se mantiene firme en su zona de confort (Reseña)

Jason Statham no cambia, y no necesita hacerlo. Su carrera ha estado marcada por personajes duros, implacables, con pasados militares y pocas palabras. A Working Man, su nueva colaboración con el director David Ayer (The Beekeeper), no rompe esa fórmula. Al contrario, la refuerza con un enfoque aún más directo, dejando de lado cualquier intento de profundidad emocional o complejidad narrativa. Aquí compartimos su tráiler.

La historia: un héroe sin tiempo para explicaciones

En esta ocasión, Statham interpreta a Levon Cade, un exmarine británico que ahora trabaja como capataz en una obra en Chicago. Vive en una camioneta alquilada, lucha por mantener la custodia compartida de su hija y trata de llevar una vida tranquila. Todo cambia cuando Carla, la hija universitaria de su jefe Joe Garcia (Michael Peña), es secuestrada por mafiosos rusos durante una salida nocturna.

Aunque no tiene ninguna obligación directa, Cade se lanza a buscarla sin dudar. La historia no se complica con motivaciones profundas ni conflictos morales. Cade actúa porque puede, porque sabe cómo, y porque el mundo necesita que alguien como él haga el trabajo sucio. Esa lógica simple y directa es el alma de la película.

Acción sin filtros ni pretensiones

Desde el primer enfrentamiento, A Working Man deja claro su objetivo: mostrar acción cruda, violencia estilizada y un protagonista imparable. Cade interroga a los sospechosos con técnicas brutales: uno es atado y suspendido sobre una piscina, otro es casi ahogado en su propia bañera. Las escenas no son sutiles, pero cumplen su cometido. Si los informantes mueren antes de decir lo que saben, es un detalle.

El guion, escrito por David Ayer y Sylvester Stallone, adapta la novela Levon’s Trade de Chuck Dixon, la primera entrega de una serie de 12 libros. Es evidente que hay intención de construir una franquicia. Hay personajes secundarios que podrían regresar, y enemigos que quedan vivos para futuras entregas. El estilo recuerda a los thrillers de acción de los años 80, donde el protagonista lo resuelve todo a golpes, sin ayuda institucional ni dilemas éticos.

Statham en lo suyo: eficiencia sin florituras

Statham vuelve a su zona segura, y se nota que ahí es donde más cómodo está. Cade no tiene sentido del humor, ni grandes diálogos, ni momentos de vulnerabilidad. Todo su poder está en la mirada, en la postura, y en su capacidad para transformar herramientas comunes en armas mortales. Un martillo, una llave inglesa o un simple tubo de acero se vuelven letales en sus manos.

A Working Man - David Harbour

Lo acompaña un elenco sólido: Michael Peña como su jefe comprensivo, David Harbour como un excompañero de guerra que perdió la vista, y Jason Flemyng, un viejo conocido de Statham desde Lock, Stock and Two Smoking Barrels, ahora convertido en oligarca ruso.

Veredicto final

A Working Man no es una película original ni pretende serlo. Es una historia hecha a medida para el fan clásico del cine de acción: rápida, violenta, sin adornos. No se pierde en discursos ni en giros narrativos innecesarios. Es Statham haciendo lo que mejor sabe hacer: romper caras con estilo y precisión.

Para quienes buscan entretenimiento directo, sin pretensiones, esta película es una opción sólida. Tal vez no deje huella, pero cumple con lo que promete: una hora y media de acción constante. Liderado por un tipo que, veinte años después, sigue siendo el rostro confiable del género.

A Working Man poster

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