Un regreso esperado después de 15 años
Han pasado 15 años desde Tron: Legacy, y Disney revive la icónica franquicia con Tron: Ares, protagonizada por Jared Leto. La película no solo retoma el legado visual que definió a la saga, sino que propone una historia fresca que lleva el universo digital al mundo real, ampliando la mitología del Grid con nuevos dilemas y personajes.
El filme logra ofrecer una auténtica experiencia Tron, visualmente impactante y cargada de energía. Aunque no está exenta de fallas, Ares cumple con ofrecer el espectáculo que los fanáticos esperaban.
Visuales y ambientación: el punto más fuerte
El gran atractivo de Tron: Ares radica en su apartado visual. La cinta recupera los característicos tonos neón, las motocicletas de luz y el diseño futurista que ha hecho única a la franquicia. Sin embargo, esta vez los creadores expanden el escenario al mundo físico, lo que permite contrastes visuales fascinantes entre ambos entornos.
Esta evolución convierte a Ares en la versión más fluida y estéticamente lograda de la saga, con una narrativa más ágil que evita los inicios lentos de sus predecesoras. En lugar de un largo prólogo explicativo, la película se lanza rápidamente a la acción, convirtiéndose en una carrera tecnológica por un objeto clave que despierta el interés de varias facciones.

Una narrativa más dinámica y con mejor ritmo
Una de las mejoras más notables es el ritmo narrativo. Mientras que las películas anteriores se tomaban casi una hora para entrar en materia, Ares establece su conflicto en los primeros 20 minutos. Desde ese punto, la historia avanza sin pausas, alternando secuencias entre el mundo real y distintas versiones del Grid.
Esta estructura mantiene al espectador inmerso y evita la fatiga visual o narrativa. Además, el filme honra las entregas anteriores con guiños bien integrados, ofreciendo momentos de nostalgia sin abusar del fan service.
Elenco y actuaciones
El reparto de Tron: Ares está encabezado por Jared Leto, quien interpreta a Ares, un programa que desea ser real y se convierte en el eje central de la historia. Su interpretación aporta una mezcla de misterio y vulnerabilidad que encaja perfectamente con la dualidad entre su programación y lo correcto. Lo acompañan Greta Lee, en un papel clave dentro del conflicto tecnológico, y Evan Peters, quien encarna a un antagonista tan carismático como impredecible.
El elenco se completa con Jodie Turner-Smith, Gillian Anderson y Jeff Bridges. En conjunto, las actuaciones brindan energía y emoción a un filme que combina acción futurista con momentos de tensión y humanidad.
La música: de Daft Punk a Nine Inch Nails
Uno de los mayores retos era superar la inolvidable banda sonora de Tron: Legacy, compuesta por Daft Punk. En esta ocasión, el grupo Nine Inch Nails toma el relevo, aportando una atmósfera más oscura y experimental.
Aunque no alcanza la magia del dúo francés, el nuevo score resulta poderoso y envolvente, con una energía que refuerza cada secuencia de acción y mantiene la identidad tecnológica de la saga.
Reflexiones sobre la IA: oportunidad desaprovechada
A pesar de explorar la llegada del mundo digital al físico, Tron: Ares apenas profundiza en los temas de inteligencia artificial y ética tecnológica. El guion introduce ideas interesantes sobre la autonomía de las máquinas y la relación humano-IA, pero no las desarrolla con la profundidad que el momento cultural actual permitiría.
El resultado es un relato entretenido que prioriza la acción sobre la reflexión, manteniendo el tono de aventura y evitando convertirse en un discurso filosófico sobre el futuro digital.
Debilidades: una desconexión con Legacy
Donde la película tropieza es en su falta de conexión con Tron: Legacy. Pese a que la trama podría continuar fácilmente los eventos de la entrega anterior, los personajes principales de aquella —interpretados por Garrett Hedlund y Olivia Wilde— apenas son mencionados. En su lugar, la historia presenta nuevas familias y conflictos, dejando cabos sueltos y decisiones que resultan confusas para los seguidores más fieles.
Además, el personaje de Tron, que da nombre a la saga, vuelve a ser relegado a un rol casi simbólico. Esto le resta peso emocional a la narrativa.

Un espectáculo que brilla en pantalla grande
Pese a sus inconsistencias, Tron: Ares ofrece una experiencia visual única que justifica verla en cines. Con una calificación de 7.5/10, el filme se consolida como una aventura sólida y vibrante. Es ideal para quienes buscan inmersión visual y una dosis de nostalgia moderna.
No es la mejor película que pudo haberse hecho dentro de la franquicia, pero sí una experiencia que vale la pena disfrutar en pantalla grande. Su combinación de colores, tecnología y acción la convierte en un espectáculo imprescindible para los fanáticos de la ciencia ficción.
Conclusión
Tron: Ares equilibra aciertos y fallos con una propuesta ambiciosa que amplía el universo digital hacia nuevos horizontes. Aunque no profundiza tanto como podría en sus temas sobre la IA, logra mantener la esencia que ha definido a la franquicia durante más de 40 años: un espectáculo visual inconfundible que sigue deslumbrando a las nuevas generaciones.
